Decimos
que una persona tiene alergia a un alimento cuando al comerlo el cuerpo
reacciona con unos síntomas que se vuelven dañinos contra sí mismo. La
alergia es una reacción frente a las proteínas de los alimentos.
Cualquier alimento puede dar alergia, aunque algunos son muy
frecuentes y otros dan alergia de manera casi excepcional. En el
apartado de Generalidades de alergia a alimentos se da información
general sobre síntomas, sospecha, estudio, tratamiento y evolución de la
alergia a alimentos.
Se dan detalles sobre la leche de vaca, el huevo y los frutos secos
en zonas distintas de esta web. Aquí se comentarán detalles específicos
de otros alimentos.
Alergia a pescados
Existen
numerosos pescados que se agrupan en diversas familias. Las proteínas
más importantes del pescado se llaman parvalbúminas. Cada tipo de
pescado tiene algunas proteínas que son exclusivas, otras proteínas las
comparten o son muy parecidas a las de otros pescados de la misma
familia, y finalmente hay otro tipo de proteínas que son compartidas o
muy parecidas entre todos los pescados.
Según a qué proteínas se tenga alergia, se puede tener alergia a un
solo tipo de pescado, a una familia de pescados, o a todos los pescados
en general, y ello determinará la dieta a seguir. Para distinguir esto
pueden ser necesarias numerosas pruebas, especialmente de exposición
(provocación y tolerancia).
En la dieta se recomienda evitar tanto el pescado en sí como aquellos
platos que se preparen con caldo de pescados (sopas, arroces, etc). Se
debe tener cuidado con la gelatina, que frecuentemente se obtiene del
pescado, con las huevas de pescado, con los “palitos de cangrejo”.
También con el marisco, que no tiene relación con el pescado pero puede
haber estado en contacto en la pescadería, con los aceites de pescado
que se utilizan en tratamientos para el colesterol.
Se utilizan harinas de pescado para alimentación de animales. Las
personas muy alérgicas al pescado que tengan alguna reacción al comer
carnes deben tener esto en consideración.
La alergia a pescados es bastante persistente, y es difícil que desaparezca.
Alergia a mariscos
Hay
tres grandes grupos de mariscos: los crustáceos, como gambas, cigalas,
cangrejos y similares, los cefalópodos como el calamar, sepia o pulpo, y
otros moluscos de cáscara como mejillones, almejas y similares.
La alergia a cada uno de estos grupos suele ser independiente de los
otros y de la alergia a pescados, aunque algún paciente puede presentar
alergia a varios grupos. Se recomienda que si se tiene una alergia se
evite todo el grupo. Es posible que se tenga alergia a un solo marisco
del grupo; por ejemplo, que se tenga alergia a pulpo y se tolere el
calamar y la sepia. Distinguir esto puede requerir varias pruebas, por
lo que se debe evitar todo el grupo hasta que el especialista le indique
lo contrario.
Se debe evitar comer y tocar el marisco; se deben evitar alimentos
preparados con caldo hecho de mariscos. Se debe lavar el pescado porque
puede haber estado en contacto con marisco en la pescadería.
Existe una proteína llamada tropomiosina que está presente en
numerosas especies animales, incluso en las personas. Cada especie tiene
una tropomiosina exclusiva, pero algunas son muy parecidas entre sí,
por lo que puede aparecer reactividad cruzada, como se comenta en el
apartado de Generalidades de alergia a alimentos. Tropomiosinas muy
parecidas entre sí se encuentran en los crustáceos como gambas y
similares, cefalópodos como calamar y similares, caracoles, Anisakis,
partículas de ácaros del polvo, partículas de cucarachas y de otros
insectos, y lombrices que parasitan a las personas. La alergia a
mariscos es bastante persistente, y es difícil que desaparezca.
Alergia a Anisakis
El
Anisakis no es un alimento sino un parásito; es un pequeño gusano que
parasita a los peces del mar (no de río), a cefalópodos y a crustáceos.
Al comer estos alimentos se pueden presentar reacciones de alergia, que
no son en realidad frente al alimento sino frente al Anisakis. No
parasita a los mariscos de cáscara como mejillones, almejas y similares.
El Anisakis puede dar dos tipos de problemas: reacciones alérgicas por IgE, y parasitación de los seres humanos.
La parasitación se llama Anisakiasis o Anisakidosis y es debida a que
las larvas vivas del Anisakis se quedan alojadas en el estómago o en el
intestino de las personas, tras comer pescado crudo o poco cocinado.
Provoca dolores abdominales, vómitos, diarreas, obstrucciones u otros
síntomas. Se diagnostica principalmente por endoscopia, y el tratamiento
consiste en extraer las larvas.
La alergia a las proteínas de Anisakis puede dar los mismos síntomas
que otras alergias, y se diagnostica del mismo modo que otras alergias,
que se comentan en Generalidades de alergia a alimentos. El Anisakis es
un “sospechoso habitual” en las urticarias crónicas, pero puede causar
otros síntomas como asma o incluso reacciones de anafilaxia.
Como la
alergia es una reacción frente a proteínas, el Aniskakis puede dar
síntomas aunque el pescado esté bien cocinado y el parásito esté muerto.
Esto último está en discusión, pues algunos investigadores aseguran que
para dar problemas de alergia el Anisakis debe estar vivo.
La parasitación y la alergia son independientes, y se puede estar
parasitado sin tener alergia, y se puede sufrir alergia sin llegar a
sufrir la parasitación, aunque se discuta esto último.
Para evitar
la parasitación se debe comer el pescado bien cocinado (a más de 60ºC), o
congelar el pescado a -20ºC durante 24 horas, pues así se matan las
larvas. Para evitar las reacciones alérgicas lo que tiene más seguridad
es comer pescado de río y evitar el pescado de mar y los mariscos. Si se
come, se debe observar muy bien que el pescado no tenga parásitos, se
puede comer la zona de la cola, que esta más alejada de la tripa del
pescado, y preferentemente tomarlo bien cocinado o congelarlo
previamente.
El Anisakis contiene la proteína tropomiosina, como se comenta en alergia a mariscos.
Alergia a cereales
Los
cereales, trigo, arroz, centeno, cebada, avena y maíz, y también la
malta, mijo, sorgo y caña de azúcar, son los alimentos más consumidos a
nivel mundial, y tienen un doble interés desde el punto de vista de la
alergia. Por un lado, son gramíneas cultivadas y su polen puede dar
alergia, sobre todo rinoconjuntivitis y asma, y por otra parte pueden
dar alergia cuando se comen. Estas dos alergias son independientes, de
manera que los alérgicos al polen de gramíneas pueden comer cereales.
Los cereales, como alimento, pueden dar tres tipos de problemas, la
celiaquía, la alergia por IgE, y un tercer tipo menos frecuente que
tiene el patrón de alergia no mediada por IgE.
La celiaquía es llamada también intolerancia al gluten,
en la cual no interviene la IgE. El gluten y su componente gliadina son
proteínas que se encuentran en el trigo, cebada, centeno y avena. No se
encuentran en arroz ni maíz. La celiaquía suele dar diarrea crónica,
que aparece muy lentamente, y que lleva a malabsorción, mala ganancia de
peso y talla, y déficit de nutrientes. Algunas veces los síntomas no
son tan evidentes y puede pasar desapercibida mucho tiempo. Es
estudiada, mediante anticuerpos antigliadina y antitransglutaminasa y
con biopsias, y controlada por los especialistas de Digestivo.
La
alergia por IgE frente a cereales es similar a las demás alergias
alimentarias en lo que se refiere a síntomas, sospecha, diagnóstico,
influencia del cocinado y de las trazas, y tratamiento de dieta. Se dan
más detalles en el apartado Generalidades de alergia a alimentos.
Hay un tercer tipo de síntomas, generalmente de diarrea al cabo de 24-72
horas de comer cereales, en algunas personas con pruebas de celiaquía
normales, y sin anticuerpos IgE ni en piel ni en sangre. Es equivalente a
la alergia no mediada por IgE frente a las proteínas de leche de vaca.
Como en todas las alergias alimentarias, hay personas con anticuerpos
IgE y que toleran el cereal. Son lo que llamamos personas
sensibilizadas, aunque no alérgicas. Esto es sobre todo frecuente en lo
que se refiere al maíz.
Hay algunas personas que tienen reacciones de alergia, incluso muy
graves, cuando tocan o respiran el polvo del arroz en seco. Sin embargo
son capaces de comer arroz cocinado sin problemas.
La alergia frente a la avena debe tenerse en cuenta en niños con
dermatitis atópica rebelde. La avena se usa muy a menudo en jabones y
cremas para la dermatitis atópica. Generalmente es bien tolerada, pero
se debe valorar en niños con dermatitis atópica severa, ya que si le
tienen alergia, no sólo no les mejorará, sino que puede empeorar sus
síntomas.
La alergia a cereales puede presentarse frente a un solo cereal,
frente a varios, o frente a todos. Como para distinguir esto se pueden
necesitar pruebas repetidas, se debe consultar con el especialista la
dieta a seguir en cada caso concreto.
Alergia a legumbres
Las
legumbres más conocidas son las lentejas, garbanzos, alubias verdes,
blancas o pintas, pero también lo son los cacahuetes o manís, la soja,
los guisantes y los altramuces entre otros. Esto se debe tener en cuenta
por aquellos pacientes a quienes de entrada les recomiendan evitar las
legumbres, aunque es más frecuente tener alergia a una sola legumbre que
a todas.
La alergia a legumbres comparte las normas generales de síntomas,
sospecha, diagnóstico, tratamiento y evolución que otros alimentos, y
que se detallan en el apartado de Generalidades de alergia a alimentos.
Algunos detalles sobre la alergia a cacahuetes se comentan en el
apartado de Alergia a frutos secos.
Con las lentejas es relativamente frecuente presentar síntomas
digestivos de diarrea, aunque el estudio de alergia sea normal. Podría
corresponder a algún tipo de intolerancia no bien aclarado. Es normal,
sobre todo en niños pequeños que no mastican bien, ver restos de las
pieles de lentejas en las heces, sin que esto suponga ningún problema.
La soja se consume cada vez más en los países occidentales, debido a
sus excelentes propiedades nutritivas. Se usa además para hacer leches
especiales para bebés con alergia a proteínas de vacuno. Es poco
frecuente que dé alergias tipo IgE. Además es un alimento muy sensible
al calor, por lo que son numerosos los niños que toleran la soja a pesar
de estar sensibilizados (con IgE contra la soja), tal como ocurre con
el maíz.
Puede haber problemas algo más frecuentes en niños con alergia no
mediada por IgE (antes llamada intolerancia) frente a proteínas de
vacuno. En algunos de estos niños, debido al daño que ha sufrido el
intestino, pueden aparecer alergias no mediadas por IgE frente a la soja
también. Algunas sociedades médicas recomiendan no dar soja a niños
menores de 6 meses.
Las primeras leches de soja para bebés datan de
los años setenta. Arrastraron algo de mala fama debido a problemas
referentes a su contenido proteico, de aluminio, de manganeso, de
estrógenos y de absorción de minerales. Estos problemas se han ido
solucionando con el tiempo, y actualmente las leches de soja para bebés
son tan nutritivas y seguras como otras leches especiales.
Alergia a frutas
Cualquier
fruta puede dar alergia. Un grupo importante en la alergia es el de las
llamadas rosáceas, que incluye albaricoque, cereza, ciruela, fresa,
manzana, melocotón, membrillo, nectarina, pavía, pera, y también la
almendra. De todas ellas la que más síntomas da es el melocotón. También
es frecuente tener problemas con el kiwi, y algo menos con el plátano.
La fresa tiene mala fama como causante de alergias, mala fama
injustificada, pues es muy poco frecuente.
Para saber los síntomas, sospecha, estudio y tratamiento se pueden
ver los detalles en el apartado de Generalidades de la alergia a
alimentos. Es muy frecuente con las frutas que aparezca el llamado
síndrome de alergia oral (SAO), que consiste en la aparición alrededor
de la boca de erupciones rojas en la piel, con habones urticariales,
picor, y edema o inflamación de los labios. Llega a dar síntomas muy
espectaculares de inflamación, aunque no son peligrosos y la
recuperación es total.
Son muy frecuentes dos asociaciones de alergia a frutas. Una es el
llamado síndrome de alergia a frutas-polen: coinciden en un paciente
alergia a frutas y alergia a pólenes, sobre todo del abedul. La otra es
el llamado síndrome látex-frutas, en que coinciden la alergia a látex
con alergia a alimentos como plátano, castaña, kiwi, aguacate o
albaricoque.
Algunos componentes de la fruta que dan alergia están en el interior
de la pulpa de la fruta, y otros componentes están en las capas
exteriores, en la piel. Así, algunos pacientes no toleran la fruta de
ninguna manera, y otros la toleran si la comen ya pelada, o enlatada.
Consulte con el especialista la actitud a seguir en cada caso
particular. Además, algunas frutas tienen granos de polen pegados en la
piel, y los alérgicos a polen pueden tener síntomas de piel por el
contacto, aunque no tengan alergia a la propia fruta.
Alergia a verduras y hortalizas
El tomate, la cebolla, el ajo, la lechuga, la berenjena, etc,
cualquier verdura u hortaliza puede causar alergia, igual que cualquier
otro alimento, y la actitud de diagnóstico y de tratamiento son las
descrita en Generalidades de alergia a alimentos.
Los alimentos vegetales disminuyen o pierden su capacidad de alergia
al calentarse con más facilidad que los alimentos de origen animal. Por
eso es frecuente que reacciones que se tienen frente a vegetales crudos
desaparezcan cuando se toman cocinados.
Los alimentos que tienen cierta acidez pueden dar reacciones de
enrojecimiento alrededor de la boca, parecidas al síndrome de alergia
oral descrito más arriba, sin que en realidad sean por alergia.
Como existe tal variedad de vegetales, es fácil que no existan
preparados comerciales para hacer pruebas de piel, y se debe recurrir
entonces a pruebas prick-prick, descritas en Generalidades. Si se tiene
una sospecha fuerte frente a un alimento poco frecuente, es conveniente
acudir a la consulta del especialista con una muestra de dicho alimento,
tanto crudo como cocinado de la manera que lo consuma o consumiría
habitualmente.
Entre las reactividades cruzadas de las verduras y hortalizas destaca el síndrome polen de artemisia-apio-zanahoria-especias.
Alergia a especias
Las especias también son causa de alergia. No es tan frecuente como
otras alergias, sobre todo en los lugares en los que se utilizan pocas
especias como condimento. Destacan por su importancia la mostaza y la
semilla de sésamo. Como se menciona más arriba, existe la asociación del
síndrome polen de artemisia-apio-zanahoria-especias.
Alergia a setas
Las setas son hongos, pero debemos distinguir la alergia a los hongos
comestibles de la alergia a los hongos aerógenos, hongos microscópicos
que flotan en el ambiente. La alergia a los hongos comestibles es
similar a las otras alergias alimentarias (véase Generalidades de
alergia a alimentos). Son poco frecuentes, sobre todo en niños.
Las alergias respiratorias a hongos ambientales son, sin embargo, muy
frecuentes, pero no tienen relación con los hongos comestibles. Las
personas con alergia a hongos ambientales pueden comer setas con
normalidad. Los hongos ambientales podrían teóricamente contaminar a los
hongos comestibles y dar reacciones, pero lo mismo podría ocurrir con
otros alimentos distintos de las setas.
Los hongos comestibles pueden llegar a dar alergias respiratorias,
por aspirar las esporas que sueltan. Esto ocurre básicamente en personas
que trabajan en el cultivo de hongos, y es similar a otras alergias
profesionales o alergias ocupacionales.
Miel, jalea real, propoleo
Los productos obtenidos de los panales de abejas tienen una
composición muy compleja. Algunos pacientes refieren síntomas cuando
toman miel. Puede ser difícil averiguar el componente culpable de las
reacciones, pero se debe considerar la posibilidad de que sea algún
polen. Los alérgicos a polen deben tener esto en cuenta si notan algún
tipo de reacción anormal cuando toman esos productos.
Alergia al vino
Como es lógico, no se han descrito casos de niños con alergia al
vino. El vinagre que se obtiene del vino puede causar alergia si tiene
especias causantes de alergia, o si contiene sulfitos. En adultos sí que
se describen reacciones de asma debidas a esos sulfitos, aditivos que
se añaden al vino. Algunas personas con alergia a venenos de abejas o
avispas han sufrido síntomas de alergia al tomar vino, y se ha
comprobado que el vino puede contener trazas de esos venenos.
Aditivos
Los aditivos no son alimentos en sí, sino sustancias que se añaden a
los alimentos para mejorar sus conservación, color, sabor o
consistencia. Se identifican con los números E. La mayoría no tienen
valor nutritivo, aunque algunos son proteínas (lisozima) o grasas
(lecitina), que sí que tienen calorías.
La cantidad de aditivos que
se pueden añadir a los alimentos está limitada legalmente. Un exceso de
aditivos podría producir síntomas diversos, dependientes de cada
aditivo, que no serían debidos a alergia, sino a sobrecarga.
Algunos aditivos pueden dar síntomas de alergia dependiendo de donde
hayan sido obtenidos. Así, si la lecitina se ha obtenido del huevo o de
la soja puede arrastrar proteínas que den síntomas a los alérgicos al
huevo o a la soja respectivamente.
El ácido láctico, los lactatos o lactilatos no causan alergia por sí
mismos. El ácido láctico lo forma el cuerpo humano de manera natural. Si
estos productos son totalmente sintéticos no causan alergia.
Dependiendo de dónde los haya obtenido el fabricante, podrían tener
proteínas que sí que pudieran causar alergia. La manera de conocer su
origen es contactar con el fabricante para recibir información directa.
El glutámico y los glutamatos se han relacionado con el llamado
“síndrome del restaurante chino”, que provoca malestar, síntomas
digestivos, dolores de cabeza. Esta asociación es motivo de debate y, en
todo caso, no parece ser debida a mecanismos de alergia.
Los sulfitos y bisulfitos, derivados del azufre, se han relacionado
con síntomas de asma, aunque tampoco es una reacción alérgica clásica.
Los sulfitos se encuentran sobre todo en el vino, otras bebidas
alcohólicas, y el vinagre.
La tartracina también ha sido polémica por su posible relación con
síntomas de asma, con la alergia a la aspirina y a los
anti-inflamatorios.
Se debate mucho el papel de los aditivos como capaces de dar síntomas
de alergia y otros síntomas no relacionados con la alergia, tal como la
hiperactividad. Se aportan muchos argumentos a favor y en contra de su
importancia. Si se sospecha de algún aditivo como causante de síntomas
concretos, consúltelo con el especialista. Si toma alimentos envasados,
guarde la lista de ingredientes para verificar si contiene aditivos.
El estudio de posibles reacciones con aditivos puede ser muy difícil o
imposible. Aquí se puede descargar un listado de aditivos con números
E.
Alergia a verduras y hortalizas
El
tomate, la cebolla, el ajo, la lechuga, la berenjena, etc, cualquier
verdura u hortaliza puede causar alergia, igual que cualquier otro
alimento, y la actitud de diagnóstico y de tratamiento son las descrita
en Generalidades de alergia a alimentos.
Los alimentos vegetales disminuyen o pierden su capacidad de alergia
al calentarse con más facilidad que los alimentos de origen animal. Por
eso es frecuente que reacciones que se tienen frente a vegetales crudos
desaparezcan cuando se toman cocinados.
Los alimentos que tienen cierta acidez pueden dar reacciones de
enrojecimiento alrededor de la boca, parecidas al síndrome de alergia
oral descrito más arriba, sin que en realidad sean por alergia.
Como existe tal variedad de vegetales, es fácil que no existan
preparados comerciales para hacer pruebas de piel, y se debe recurrir
entonces a pruebas prick-prick, descritas en Generalidades. Si se tiene
una sospecha fuerte frente a un alimento poco frecuente, es conveniente
acudir a la consulta del especialista con una muestra de dicho alimento,
tanto crudo como cocinado de la manera que lo consuma o consumiría
habitualmente.
Entre las reactividades cruzadas de las verduras y hortalizas destaca el síndrome polen de artemisia-apio-zanahoria-especias.
Las
especias también son causa de alergia. No es tan frecuente como otras
alergias, sobre todo en los lugares en los que se utilizan pocas
especias como condimento. Destacan por su importancia la mostaza y la
semilla de sésamo. Como se menciona más arriba, existe la asociación del
síndrome polen de artemisia-apio-zanahoria-especias.
Alergia a setas
Las setas son hongos, pero debemos distinguir la alergia a los hongos
comestibles de la alergia a los hongos aerógenos, hongos microscópicos
que flotan en el ambiente. La alergia a los hongos comestibles es
similar a las otras alergias alimentarias (véase Generalidades de
alergia a alimentos). Son poco frecuentes, sobre todo en niños.
Las alergias respiratorias a hongos ambientales son, sin embargo, muy
frecuentes, pero no tienen relación con los hongos comestibles. Las
personas con alergia a hongos ambientales pueden comer setas con
normalidad. Los hongos ambientales podrían teóricamente contaminar a los
hongos comestibles y dar reacciones, pero lo mismo podría ocurrir con
otros alimentos distintos de las setas.
Los hongos comestibles pueden llegar a dar alergias respiratorias,
por aspirar las esporas que sueltan. Esto ocurre básicamente en personas
que trabajan en el cultivo de hongos, y es similar a otras alergias
profesionales o alergias ocupacionales.
Miel, jalea real, propoleo
Los productos obtenidos de los panales de abejas tienen una
composición muy compleja. Algunos pacientes refieren síntomas cuando
toman miel. Puede ser difícil averiguar el componente culpable de las
reacciones, pero se debe considerar la posibilidad de que sea algún
polen. Los alérgicos a polen deben tener esto en cuenta si notan algún
tipo de reacción anormal cuando toman esos productos.
Alergia al vino
Como es lógico, no se han descrito casos de niños con alergia al
vino. El vinagre que se obtiene del vino puede causar alergia si tiene
especias causantes de alergia, o si contiene sulfitos. En adultos sí que
se describen reacciones de asma debidas a esos sulfitos, aditivos que
se añaden al vino. Algunas personas con alergia a venenos de abejas o
avispas han sufrido síntomas de alergia al tomar vino, y se ha
comprobado que el vino puede contener trazas de esos venenos.
Aditivos
Los aditivos no son alimentos en sí, sino sustancias que se añaden a
los alimentos para mejorar sus conservación, color, sabor o
consistencia. Se identifican con los números E. La mayoría no tienen
valor nutritivo, aunque algunos son proteínas (lisozima) o grasas
(lecitina), que sí que tienen calorías.
La cantidad de aditivos que
se pueden añadir a los alimentos está limitada legalmente. Un exceso de
aditivos podría producir síntomas diversos, dependientes de cada
aditivo, que no serían debidos a alergia, sino a sobrecarga.
Algunos aditivos pueden dar síntomas de alergia dependiendo de donde
hayan sido obtenidos. Así, si la lecitina se ha obtenido del huevo o de
la soja puede arrastrar proteínas que den síntomas a los alérgicos al
huevo o a la soja respectivamente.
El ácido láctico, los lactatos o lactilatos no causan alergia por sí
mismos. El ácido láctico lo forma el cuerpo humano de manera natural. Si
estos productos son totalmente sintéticos no causan alergia.
Dependiendo de dónde los haya obtenido el fabricante, podrían tener
proteínas que sí que pudieran causar alergia. La manera de conocer su
origen es contactar con el fabricante para recibir información directa.
El glutámico y los glutamatos se han relacionado con el llamado
“síndrome del restaurante chino”, que provoca malestar, síntomas
digestivos, dolores de cabeza. Esta asociación es motivo de debate y, en
todo caso, no parece ser debida a mecanismos de alergia.
Los sulfitos y bisulfitos, derivados del azufre, se han relacionado
con síntomas de asma, aunque tampoco es una reacción alérgica clásica.
Los sulfitos se encuentran sobre todo en el vino, otras bebidas
alcohólicas, y el vinagre.
La tartracina también ha sido polémica por su posible relación con
síntomas de asma, con la alergia a la aspirina y a los
anti-inflamatorios.
Se debate mucho el papel de los aditivos como capaces de dar síntomas
de alergia y otros síntomas no relacionados con la alergia, tal como la
hiperactividad. Se aportan muchos argumentos a favor y en contra de su
importancia. Si se sospecha de algún aditivo como causante de síntomas
concretos, consúltelo con el especialista. Si toma alimentos envasados,
guarde la lista de ingredientes para verificar si contiene aditivos.
El estudio de posibles reacciones con aditivos puede ser muy difícil o
imposible. Aquí se puede descargar un listado de aditivos con números
E.