Jugar a seducir
La seducción es un arte que carece de reglas estrictas. No hay fórmulas para el éxito. Por tanto, debemos huir de supuestas “tácticas” infalibles y creer en nuestra capacidad de conseguir aquello deseado. Ante todo, hay que confiar en uno mismo. La inseguridad es un enemigo. Cuando aparece, perdemos toda la naturalidad y nos obsesionamos con un hipotético fracaso que, aunque en ese momento no sea realidad, a la larga puede ser posible, a menos que cambiemos de actitud.
El factor sorpresa alcanza altas cotas de utilidad a la hora de ofrecer a la pareja un momento agradable. Jugando con lo imprevisible, podemos ser capaces de convertir un día típico y rutinario en una velada inolvidable. Es cuestión de imaginación. Primero, obviamente, debemos saber qué desea el otro. El segundo paso es atrevernos a romper esquemas y llegar hasta donde sea necesario con tal de conseguir nuestro objetivo.
Belleza interior
La belleza no lo es todo. Los pilares de una relación nunca se sostienen sobre el atractivo físico. Esto es, que el maquillaje, la brillantina y las cremas antiarrugas no poseen la llave del corazón del otro. Es nuestro bagaje cultural, nuestra actitud en la conversación y nuestro interés en el diálogo lo que reforzará los vínculos de la pareja. Una buena cena acompañada de una conversación amable e interesante es un buen aperitivo para una noche memorable. Una mente seductora es una arma muy sutil y efectiva.
No sólo de la pareja vive la persona. La relación se enmarca en un entorno que también afecta a la posible relación. Cerrar el mundo entorno a los dos crea un hermetismo que puede convertirse en algo asfixiante. Comparte a tus amigos y no pretendas aislarte del mundo. El buen seductor no ofrece sólo a su persona, sino que se muestra tal y como es junto a todo el universo que le rodea. Para evitar “espantar” al otro, es necesario tener en cuenta la regla de oro: la paciencia. Al fin y al cabo, lo bueno siempre se hace esperar...
Hay que ser originar, personal, tendrás un encanto irresistible. El hombre debe parecer fuerte -modelo para el padre de sus hijos-, capacidad para aceptar retos, empresas, responsable, seguro, no cobarde. Nunca ser un perrito faldero. Aunque hay que darle a entender que ella puede, en ocasiones dominar tu furia, y clamarte -un poder extraño. A ellas les gusta ser dominadas, que decidan por ellas, pregunta pero no simpre haz lo que digan ellas. El hombre debe ser masculino, andar sin arrastrar los pies, mecho fuera, con ambiciones. Capacidad de superar las adversidades, darles seguridad, ser firme o flexible. Que sepa que ella es lo más imnportante de tu vida. Debes demostrar que eres un persona independiente. Tu tienes tus propios espacio, hobby, amigos... pero ella tiene que sentir algo especial. Y sobre todo se tiene que reír contigo de tus bromas y chorraditas y ocurrencias...
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