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Conoce algunos de los efectos del tratamiento continuado con corticoides.
Los corticoides (o corticosteroides) son
unas hormonas que nuestro cuerpo produce en las glándulas suprarrenales,
de manera natural. Son fundamentales para el correcto funcionamiento de
nuestro organismo ya que regulan la inflamación, la respuesta de
nuestro cuerpo al estrés, intervienen en el sistema inmunitario y participan en distintas funciones metabólicas, como regular nuestros niveles de azúcar en la sangre, entre otras. De esta manera, tanto su exceso o su falta constituyen enfermedades.
También son importantes desde el punto de vista farmacológico, ya que los corticoides sintéticos, es decir, los reproducibles en laboratorio, son utilizados principalmente como antiinflamatorios y como inmunosupresores (así mismo, también se utilizan por sus propiedades vasoconstrictoras o antiproliferativas) para el tratamiento de las patologías de muchas enfermedades respiratorias, dermatológicas, oftalmológicas, lesiones musculares, procesos alérgicos, reumáticos, trasplantes de órganos o enfermedades autoinmunes, e incluso, en caso de insuficiencia suprarrenal como tratamiento sustitutivo. Debido a que los corticoides se emplean en múltiples tratamientos, podemos encontrarlo en distintos formatos como cremas y gotas de uso tópico (quizás el que más utilizamos), aerosoles nasales, inhaladores, en comprimidos, jarabes y capsulas para su uso oral o inyecciones.
Es importante tener en cuenta que el tratamiento con corticoides no cura la enfermedad, pero sí consigue disminuir muchos de los síntomas que tenga asociados en cada caso.
También debemos tener en cuenta que no es lo mismo que nos receten una pomada que contiene corticoides para un problema transitorio a que sigamos un tratamiento intensivo y permanente; también debemos tener en cuenta que existen diferentes tipos de corticoides y de varias potencias, y que la mayoría de efectos secundarios más severos (que son los culpables del rechazo popular a este tipo de medicación) se producen con su uso en tratamientos prolongados y permanentes con corticoides de alta potencia. La mejor manera de evitarlos es restringir siempre su uso a lo que nos indique el médico.
Para hablar de los efectos secundarios del tratamiento con corticoides, debemos hacer diferenciaciones, en función de la duración del tratamiento y la dosis. En primer lugar, en tratamientos cortos y de dosis bajas, aunque los efectos secundarios son muy poco frecuentes, puede producirnos retención de líquidos (visible en la cara sobretodo), un aumento de la concentración de azúcar en sangre (que puede derivar en un mal control de la diabetes), aumento de apetito, del vello corporal, ansiedad, insomnio, nauseas, alteraciones en la menstruación, pérdida de masa muscular, aumento de la presión arterial y una reducción de la absorción de calcio. También pueden debilitarnos la piel, produciéndonos manchas, acné, erupciones, estrías, arañas musculares o una cicatrización más lenta de las heridas. Todos ellos presentan un carácter leve, son poco frecuentes y suelen aparecer tras meses de uso.
Es conveniente, si tenemos que realizar una analítica de sangre u orina, que informemos de que estamos recibiendo un tratamiento de corticoides, ya que pueden alterar los niveles de colesterol, calcio, potasio, glucosa e incluso de las hormonas tiroideas.
En segundo lugar, en tratamientos de dosis altas de corticoides y prolongados en el tiempo, reservadas para afecciones graves, los posibles efectos secundarios se agravan, disminuyendo por ejemplo, nuestra resistencia ante infecciones (haciendo que se reactiven, aparezcan o empeoren), aumenta nuestra grasa corporal, pueden aparecer gastritis y úlceras, una disminución de la masa ósea (que favorece la osteoporosis y aumenta nuestras posibilidades de fractura) y también puede aumentar la presión intraocular (lo que puede llegar a causar cataratas, sobretodo en niños).
Es por esto que debemos evitar de manera radical la automedicación, así como consultar siempre a nuestro médico cualquier cambio que notemos y cumplir estrictamente tanto con el calendario, como los horarios y la dosis del tratamiento.
- Como ya dijimos, es de vital importancia seguir las pautas que nos indique nuestro médico, en cuanto horarios, duración del tratamiento y cantidad. También debemos indicarle si tomamos algún otro medicamento, tanto si son bajo prescripción médica como si no, y si ya seguimos otro tratamiento para cualquier otra afección que padezcamos; así mismo han de tener especial precaución los diabéticos, ya que la cortisona puede variar nuestros niveles de azúcar en sangre.
- Este medicamento puede disminuir nuestras defensas, de manera que debemos de tener precaución de no exponernos a enfermedades y lavarnos frecuentemente las manos. En caso de enfermarnos, debemos acudir a nuestro médico para que nos dé un tratamiento adecuado.
- En determinadas afecciones tratadas con corticoides, debemos evitar exposiciones prolongadas al soly asegurarnos de llevar protección solar.
- Es importante llevar una dieta equilibrada, procurar hacer ejercicio o caminar todos los días y beber líquidos en abundancia.
- No tomar alcohol y evitar o reducir la ingesta de cafeína, ya que irritan el estómago.
- En caso de pomadas, restringir su aplicación a la zona afectada y lavarnos las manos después, para evitar el contacto con otras partes no afectadas.
Aunque sigamos todas estas pautas, es posible que padezcamos algunos de los efectos secundarios asociados al tratamiento; en caso de cualquier duda, malestar o cambio, debemos ponernos en contacto con nuestro médico.
También son importantes desde el punto de vista farmacológico, ya que los corticoides sintéticos, es decir, los reproducibles en laboratorio, son utilizados principalmente como antiinflamatorios y como inmunosupresores (así mismo, también se utilizan por sus propiedades vasoconstrictoras o antiproliferativas) para el tratamiento de las patologías de muchas enfermedades respiratorias, dermatológicas, oftalmológicas, lesiones musculares, procesos alérgicos, reumáticos, trasplantes de órganos o enfermedades autoinmunes, e incluso, en caso de insuficiencia suprarrenal como tratamiento sustitutivo. Debido a que los corticoides se emplean en múltiples tratamientos, podemos encontrarlo en distintos formatos como cremas y gotas de uso tópico (quizás el que más utilizamos), aerosoles nasales, inhaladores, en comprimidos, jarabes y capsulas para su uso oral o inyecciones.
Los corticoides pueden incrementar nuestro apetito
Posibles efectos secundarios de los corticoides
Dada su multitud de usos y propiedades, es muy probable que en algún momento nuestro médico nos recete algún medicamento que contenga corticoides. Es fundamental que para evitar posibles efectos secundarios que tanta preocupación nos producen, sigamos las pautas que nos índice nuestro médico y evitemos sobrepasar las dosis y respetar los horarios de administración.También debemos tener en cuenta que no es lo mismo que nos receten una pomada que contiene corticoides para un problema transitorio a que sigamos un tratamiento intensivo y permanente; también debemos tener en cuenta que existen diferentes tipos de corticoides y de varias potencias, y que la mayoría de efectos secundarios más severos (que son los culpables del rechazo popular a este tipo de medicación) se producen con su uso en tratamientos prolongados y permanentes con corticoides de alta potencia. La mejor manera de evitarlos es restringir siempre su uso a lo que nos indique el médico.
Para hablar de los efectos secundarios del tratamiento con corticoides, debemos hacer diferenciaciones, en función de la duración del tratamiento y la dosis. En primer lugar, en tratamientos cortos y de dosis bajas, aunque los efectos secundarios son muy poco frecuentes, puede producirnos retención de líquidos (visible en la cara sobretodo), un aumento de la concentración de azúcar en sangre (que puede derivar en un mal control de la diabetes), aumento de apetito, del vello corporal, ansiedad, insomnio, nauseas, alteraciones en la menstruación, pérdida de masa muscular, aumento de la presión arterial y una reducción de la absorción de calcio. También pueden debilitarnos la piel, produciéndonos manchas, acné, erupciones, estrías, arañas musculares o una cicatrización más lenta de las heridas. Todos ellos presentan un carácter leve, son poco frecuentes y suelen aparecer tras meses de uso.
Es conveniente, si tenemos que realizar una analítica de sangre u orina, que informemos de que estamos recibiendo un tratamiento de corticoides, ya que pueden alterar los niveles de colesterol, calcio, potasio, glucosa e incluso de las hormonas tiroideas.
En segundo lugar, en tratamientos de dosis altas de corticoides y prolongados en el tiempo, reservadas para afecciones graves, los posibles efectos secundarios se agravan, disminuyendo por ejemplo, nuestra resistencia ante infecciones (haciendo que se reactiven, aparezcan o empeoren), aumenta nuestra grasa corporal, pueden aparecer gastritis y úlceras, una disminución de la masa ósea (que favorece la osteoporosis y aumenta nuestras posibilidades de fractura) y también puede aumentar la presión intraocular (lo que puede llegar a causar cataratas, sobretodo en niños).
Los efectos secundarios de los corticoides dependen de la dosis y duración del tratamiento
Es importante recalcar que la gran parte de personas que siguen un tratamiento con corticoides no experimentará ningún efecto secundario,
y en la mayoría de casos son reversibles una vez finaliza el
tratamiento. Tampoco existe ningún medicamento que contrarreste los
efectos de los corticoides, pero no debemos ser alarmistas, ya que en
muchos casos pueden ser predecibles. Por ello, cuando recibimos un tratamiento con corticoides, nuestro médico hará un seguimiento
a través de controles regulares, de manera que no solo comprobará
nuestra respuesta al tratamiento, también supervisará los posibles
efectos secundarios que podrían acarrearnos los corticoides; así mismo
realizará análisis de sangre y de orina, y vigilará el funcionamiento de
los órganos que se ven más afectados por el uso de este médicamente
como son los riñones y el hígado.Es por esto que debemos evitar de manera radical la automedicación, así como consultar siempre a nuestro médico cualquier cambio que notemos y cumplir estrictamente tanto con el calendario, como los horarios y la dosis del tratamiento.
¿Qué podemos hacer para evitar muchos de los efectos secundarios?
Podemos introducir unas sencillas rutinas en nuestro día a día que nos ayudarán, en medida de lo posible, a evitar algunos de sus efectos secundarios:- Como ya dijimos, es de vital importancia seguir las pautas que nos indique nuestro médico, en cuanto horarios, duración del tratamiento y cantidad. También debemos indicarle si tomamos algún otro medicamento, tanto si son bajo prescripción médica como si no, y si ya seguimos otro tratamiento para cualquier otra afección que padezcamos; así mismo han de tener especial precaución los diabéticos, ya que la cortisona puede variar nuestros niveles de azúcar en sangre.
- Este medicamento puede disminuir nuestras defensas, de manera que debemos de tener precaución de no exponernos a enfermedades y lavarnos frecuentemente las manos. En caso de enfermarnos, debemos acudir a nuestro médico para que nos dé un tratamiento adecuado.
- En determinadas afecciones tratadas con corticoides, debemos evitar exposiciones prolongadas al soly asegurarnos de llevar protección solar.
- Es importante llevar una dieta equilibrada, procurar hacer ejercicio o caminar todos los días y beber líquidos en abundancia.
- No tomar alcohol y evitar o reducir la ingesta de cafeína, ya que irritan el estómago.
- En caso de pomadas, restringir su aplicación a la zona afectada y lavarnos las manos después, para evitar el contacto con otras partes no afectadas.
Aunque sigamos todas estas pautas, es posible que padezcamos algunos de los efectos secundarios asociados al tratamiento; en caso de cualquier duda, malestar o cambio, debemos ponernos en contacto con nuestro médico.
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