Tratamiento farmacológico de la artrosis
Los medicamentos para el tratamiento de la artrosis se puede clasificar en tres grupos:
- Fármacos modificadores de la enfermedad.
- Analgésicos y antiinflamatorios.
- Fármacos utilizados en infiltraciones locales.
Fármacos modificadores de la enfermedad: A este
grupo de medicamentos también se les llama SYSADOA, que son las
iniciales de Symptomatic Slow Acction Drugs OsteoArthritis. Alivian los
síntomas y la progresión de la artrosis. El inicio de su acción es
lento, a patir de la 6 semanas, y su efecto persiste durante un periodo
de tiempo después de suspenderlos. Los más importantes son:
Sulfato de Glucosamina: Su administración
tiene un efecto beneficioso sobre el metabolismo del cartilago. Los
estudios realizados muestran que mejora el dolor y la movilidad de las
articulaciones artrósicas. En un estudio publicado por Lancet en
pacientes que tomaron la medicación durante 3 años, mostró una
disminución de la progresión de la enfermedad, en relación con los que
no la tomaron. La presentación más habitual es en sobres y se administra
una vez al día, media hora antes de una de las comidas. Los efectos
secundarios son poco frecuentes y consisten en la mayoría de las
ocasiones en trastornos gastrointestinales.
Condroitin Sulfato: Tiene efectos
antiinflamatorios y también actúa en el cartilago, favoreciendo la
síntesis de proteínas y disminuyendo su degradación. Mejora el dolor y
la función de las articulaciones artrósicas. La dosis recomendada es de
2-3 cápsulas de 400 mg al día, que se pueden administrar en una sola
dosis. Los efectos secundarios son infrecuentes y consisten en molestias
gastrointestinales.
Diacereina: Este medicamento tiene
actividad antiinflamatoria por un mecanismo distinto al de los
antiinflamatorios no esteroideos. Mejora el dolor y los signos
inflamatorios en la artrosis. Esta contraindicado en los pacientes con
enfermedad inflamatoria intestinal, porque puede producir diarrea y
dolor abdominal.
Medicamentos para aliviar el dolor:
Dentro de este grupo se distinguen los analgésicos “simples” y los
antiinflamatorios no esteroideos. Los analgésicos alivian el dolor pero
no tienen acción antiinflamatoria. La mayoría son útiles para el
tratamiento del dolor crónico, debido a sus escasos efectos secundarios.
Dentro de este grupo podemos encontrar los siguientes medicamentos:
Paracetamol: Suele ser la primera opción en
el tratamiento del dolor. La dosis analgésica es de 1 gr cada 8 h. y se
puede utilizar de forma crónica. Esta contraindicado cuando existe
enfermedad hepática
Codeína: Se utiliza como analgésico
asociado al paracetamol. Se puede administrar de forma crónica ya que no
tiene afectación gástrica, hepática o renal. Su principal inconveniente
es el estreñimiento.
Tramadol: Este medicamento se utiliza muy
frecuentemente en el dolor crónico. Es una opción cuando existe
insuficiente control del dolor, con el paracetamol solo, o cuando este,
esta contraindicado. Se puede asociar al paracetamol y se puede
administrar cuando existe enfermedad hepática, gástrica o renal. El
principal problema de este medicamento es que en algunas ocasiones puede
provocar nauseas y vómitos, al comienzo del tratamiento, por lo que se
aconseja administrarlo de forma paulatina. También puede producir
estreñimiento.
Metamizol: La dosis habitual analgésica es
de 3-4 gr al día. No se aconseja utilizarlo en periodos prolongados, ya
que puede provocar alteraciones hematológicas.
Antiinflamatorios: También se les denomina
AINES (Antiinflamatorios No Esteroideos). Algunos ejemplos de estos
medicamentos son el diclofenaco, ibuprofeno, naproxeno e indometacina).
Disminuyen la inflamación y el dolor asociado a la artrosis. Su
principal indicación sería la reagudización del dolor artrósico y
durante periodos cortos de tratamiento. Su utilización crónica no es
aconsejable ya que tienen numerosos efectos secundarios, como
alteraciones gástricas, renales y cardiovasculares).
Fármacos utilizado en infiltración local:
La infiltración articular es el procedimiento por el cual se
introduce medicación dentro de una articulación, con el objetivo de que
esta actúe localmente y sea más eficaz. Los medicamentos mas utilizado
son los corticoides y el ácido hialurónico:
Corticoides: Disminuyen el dolor y la
inflamación en la articulación artrósica y es muy útil en los brotes
inflamatorio. Se aconseja no sobrepasar las cuatro infiltraciones al
año.
Acido Hialurónico: Esta substancia esta
presente en las articulaciones normales y existe un déficit en la
articulación artrósica. Tiene una función lubricante y su administración
suele mejorar los síntomas, en ocasiones durante varios meses. También
se ha sugerido que retrasa la progresión de la enfermedad.
En resumen el tratamiento farmacológico de la artrosis va encaminado a
disminuir la progresión de la enfermedad, mejorar la función articular y
aliviar el dolor.
Dr. Miguel Angel Hernández Collados
Reumatólogo