El queso fresco es una buena opción para evitar sufrir de acidez de estómago.

 

No hay nada más bueno ¡que un queso fresco!

No hay nada más bueno ¡que un queso fresco!

¿A quién no le gusta el queso? Cortado, fundido, fresco, en la ensalada, con la pasta, en un buen aperitivo… Sin embargo, el queso, dependiendo del tipo que sea, puede ser rico en grasas, lo que puede provocar una digestión pesada y lenta o causarte acidez. ¡Pero no te preocupes! Existe un tipo de queso que será tu aliado para que puedas disfrutar de este delicioso producto sin preocuparte por ese molesto síntoma: el queso fresco. 😉

El queso fresco es una buena opción para evitar sufrir de acidez, ya que al ser un producto bajo en grasas, no te producirá ardor de estómago. Por suerte, bajo la categoría de queso fresco, podemos encontrar más tipos:

  • El queso de Burgos, gracias a su alto contenido de fósforo, te ayudará a mantener los huesos sanos y a reforzar tu resistencia física.
    • ¿Cómo incluirlo en tu dieta? Para desayunar, te proponemos unas tostadas de jamón y queso fresco, fácil y rápido de hacer por la mañana, con un toque de perejil para darle más gusto. Para comer, ¿qué te parece una lasaña de berenjenas, intercalando las lonchas de queso con las de berenjena? Si quieres, puedes añadir un poco de bechamel. ¡Está delicioso! Pero ten en cuenta que sea de un tipo bajo en grasas. Para la noche, la mejor opción es una crema de calabacín, con un poco de menta, leche desnatada y queso fresco para darle un toque diferente.
  • El queso feta, de origen griego, además de contener pocas calorías, es rico en calcio, magnesio, hierro, vitamina B y proteínas.
    • Para empezar bien el día, una buena opción es una rebanada de pan, con aguacate maduro, queso feta y un toque de aceite. A la hora de comer, te recomendamos una buena ensalada con varios ingredientes: melón, canónigos, espinacas, remolacha, anchoas y, no puede faltar, el queso feta. Para finalizar el día, un buen puré de coliflor, acompañado de setas combinado con queso feta, es una magnífica opción. ¡Queda genial!
  • El requesón, conocido por su baja cantidad en grasas y alto contenido en proteínas, goza de una buena cantidad de calcio, fósforo, potasio y vitamina A.
    • Para desayunar, un bol con almendras, papaya y requesón es ideal para empezar el día con energía, además de fácil de preparar. Para comer, hemos elegido una receta increíble: ¡trottole con alcachofas y requesón!, con un poco de pasta, acompañado de un toque de pimienta negra, aceite, alcachofa cortadita y nuestro ingrediente estrella. Para cenar, prepara una tarta de hojaldre rellena de requesón y pera, y, si quieres, puedes añadirle un poco de miel, para darle un gusto diferente. ¿Cómo? Se compra el hojaldre preparado, se rellena de pera y requesón y, finalmente, se introduce al horno unos 12-15 minutos.

Suena todo bastante bien, ¿verdad? 🙂 Recuerda que es importante no abusar de ningún alimento y cuidar siempre de tu estómago, dejando de lado las versiones fritas o salsas con queso que sean demasiado elaboradas. Y, ahora sí, ¡a disfrutar de tu amor por el queso! <3

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