La semana que viene vuelven a abrirse los comedores escolares, medida que adoptó el Gobierno del Botànic con el aumento de becas para que los menús escolares se sirvan desde el primer día del curso, pero los profesionales en nutrición de la Comunidad integrados en el Colegio Oficial de Dietistas y Nutricionistas alertan de graves carencias alimentarias en los comedores escolares.

«Para elaborar estos menús imperan criterios que se desvían de una alimentación saludable», advierte Inma Girba, miembro de la comisión de comedores saludables del propio Colegio Oficial de Nutricionistas, CODiNuCoVa.
Las preferencias de los comensales, niños en cualquier caso, nada acostumbrados a tomar verdura en casa, el pírrico precio de los menús que no pueden exceder de 4,25 euros cada uno por normativa de la Generalitat pero cuyo coste ronda mayoritariamente los 3 euros, así como las prisas en la cocina o tiempos de que dispone cada turno cuando se trata de colegios de más de una línea, contribuyen a distanciar la comida diaria que reciben los niños en los colegios de la provincia y de la Comunidad de lo que se consideran unos estándares de comida saludable.
El análisis realizado por los nutricionistas a este respecto revela «desequilibrios nutricionales graves», como señalan a preguntas de este diario.
Desequilibrios en la alimentación diaria
Más de la mitad del alumnado de Primaria comen en el comedor y los nutricionistas alertan de que los menús no cumplen con las cantidades de carbohidratos, proteínas, grasas, agua, vitaminas y minerales exigidas.
A saber, abundan la carnes procesadas como puedan ser los fiambres, nuggets de pollo o las socorridas salchichas, así como la carne picada en forma tanto de albóndigas como de hamburguesas. Asimismo estos profesionales de la alimentación han detectado abundancia de pescados precocinados y empanados, cuando la erradicación del rebozado es una de las prácticas que recomienda la propia guía de menús editada por las consellerias de Sanidad y Educación con el objetivo de promover una alimentación más saludable entre los escolares.
Luis Cabañas, secretario del colegio oficial, añade que, como consecuencia de todo esto, es exigible un control en los menús escolares para que cumplan con unos requerimientos nutricionales mínimos, en los que los huevos, las verduras frescas y las legumbres tienen «muy poco peso dentro de algunos menús, con un consumo inferior a lo deseado y que dificulta que los niños se familiaricen y demanden estos platos de forma habitual».
Desde la comisión de comedores del organismo que integra a los dietistas y nutricionistas de la Comunidad, Inma Girba abunda tras el estudio llevado a cabo en colegios de toda la Comunidad que también pecan estos menús de un exceso de pastas, arroces de harina blanca y lácteos azucarados. «Toda esta alimentación diaria desequilibra, junto al incremento del sedentarismo, y contribuye a un aumento progresivo de peso al que va aparejado a su vez la aparición de caries».
Una dinámica inadecuada en la alimentación desde edades tempranas puede desembocar, según estos expertos, en problemas articulares en la edad adulta, alteraciones cardiovasculares e incluso enfermedades no transmisibles como la diabetes o la hipertensión de forma más temprana, como también han alertado repetidamente pediatras y médicos de familia a tenor de los casos que atienden en sus consultas a diario.
Problemas como el colesterol y los triglicéridos altos, como son las dislipemias, y afecciones de salud asociadas al aumento de peso y la adiposidad, como el asma o el hígado graso, así como la resistencia a la insulina y el síndrome de la apnea del sueño, son asimismo citadas como consecuencias negativas que los nutricionistas relacionan con desequilibrios en la alimentación y consecuente sobrepeso que ya aqueja, según la última encuesta nacional de Salud, a uno de cada tres escolares entre los 2 y los 17 años de edad.
Estas alarmantes cifras convierten la obesidad infantil en una pandemia, afirman los nutricionistas. «La Comunidad Valenciana es la tercera del país con mayor número de niños obesos», sostiene la presidenta del CODiNuCoVa, Paula Crespo.
La última guía de menús escolares aprobada hace un año por el Consell, donde se especifican pormenorizadamente la cantidad de carbohidratos, proteínas, grasas, agua, vitaminas y minerales que deben contemplar los menús diarios en edad escolar para que la alimentación sea saludable, «no se cumplen», como recalcan en el colegio oficial, porque los contenidos de dicha guía son solo «recomendaciones» y no obligaciones sancionables. «No sirve de nada quedarse en recomendar, se debe entrar en materia legislativa», puntualizan.
Recalcan, por tanto, la necesidad de que el control que demandan por parte de la Administración pública incluya a su vez una auditoria de los comedores y la exigencia de que la licitación de los servicios de comedor se limite a aquellas empresas que cumplan los requisitos de una alimentación saludable, más rica en verdura fresca y legumbres y que evite el empanado.

Regular la alimentación desde las escuelas infantiles públicas y privadas

Colegios y empresas de comedor achacan los problemas al sedentarismo y a las costumbres familiares
El análisis sobre los comedores escolares elaborado por el segundo colegio oficial de nutricionistas más grande de todo el país, con más de 700 colegiados expertos y profesionales en la alimentación y la salud, como es el de la Comunidad Valenciana, hace hincapié en la necesidad de atender de forma prioritaria la alimentación que se lleva a cabo en las escuelas infantiles de centros tanto municipales como privados homologados por la Generalitat. «Se trata de una de las etapas más importantes para la adquisición de buenos hábitos», subrayan.
Reclaman por tanto que las campañas dirigidas a la salud pública «deben incluir acciones dirigidas a empoderar al público infantil, con información sobre cómo escoger mejor. No tanto carteles, sino acciones». Se refieren estos profesionales a la realización de talleres con las familias y de educación en el comedor a partir de formar igualmente a monitores y profesorado, a lo que se ofrecen como servicio público.
Caminar
Tanto los colegios públicos como las empresas de comedor consultadas por este diario prefieren mantenerse en el anonimato por la «polémica que generan estos temas», coinciden en señalar directores y empresarios.
Todos ellos prefieren achacar los elevados índices de obesidad infantil en la Comunidad al excesivo sedentarismo antes que a la alimentación que reciben los niños en el comedor. «Las empresas tienen claro la cantidad de calorías y carbohidratos de cada menú y piden los menos cambios posibles para cumplir con las verduras, legumbres y huevos que deben ingerir los niños a la semana», señalan en un centro de Primaria que lleva más de dos décadas con la misma empresa de comedor. «Al salir del centro ves que sacan el bollo y la bolsa de patatas fritas de la mochila», se queja la directora, quien recalca que en una de las últimas excursiones el curso pasado, los alumnos de sexto se quejaban de tener que caminar «porque están demasiado acostumbrados al coche».
Entre las empresas admiten que tanto los precios de los menús como las reclamaciones de los padres, cuya principal preocupación es que el niño coma, les aboca a incluir hamburguesas cada dos semanas y algún rebozado aunque no sean recomendables. «Si no se acostumbran en casa desde pequeños es complicado que coman de todo más adelante», concluyen.