El pensamiento positivo como norma general de nuestra actitud
La aplicación del pensamiento positivo posee
grandes posibilidades de mejorar nuestra salud, futuro y forma de ver
las cosas que nos preocupan.
27 de Febrero de 2018 (23:13 h.)
La
aplicación del pensamiento positivo posee grandes posibilidades de mejorar
nuestra salud, futuro y forma de ver las cosas que nos preocupan.
27 de
Febrero de 2018 (23:13 h.)
Firma
Especializado
en ensayos de investigación literaria. Ha publicado varios ensayos sobre Miguel
Hernández. Dirigió la revista Perito y actualmente, el blog Nuevo Impulso.
También ha sido colaborador de varios medios como Alicante Press, Diario
Información y Levante-EMV. Ahora publica en MUNDIARIO.
Mirar y ver las cosas desde otro
punto de vista. / RR SS.
Pensar en
positivo es luchar contra la ansiedad, y ¿qué es la ansiedad? La
ansiedad es básicamente un mecanismo defensivo ante un peligro real o
imaginario, puede derivar en angustia, y que se debe evitar. Es un mecanismo
universal de activar las alertas como una fórmula de anticipación y
respuesta. Generalmente nos provoca preocupaciones, a veces, no reales, sino
imaginarias, y estas preocupaciones, según el nivel, nos puede producir
insomnio que , de ser prolongados debilitarían nuestro sistema inmunológico y
de defensas; otras veces puede ser una actitud de huir o por el contrario
puede ser agresiva o mostrar un carácter de mal humor, el peligro llega cuando
es autodestructivo de evitación, puede incluso llegar a la depresión.
Un ejemplo
de angustia real puede provenir de tener que someterse a una próxima operación
de las llamadas de riesgo, grandes operaciones de cualquier tipo, o la de
someterse a sesiones de quimioterapia o diálisis, son peligros ciertos; en
cambio, nuestra actitud ha de ser la de activar nuestro pensamiento positivo
para reducir las consecuencias de la ansiedad y el malestar.
La ansiedad
podría ser miedo al futuro, evitación de una situación amenazante, miedo al fracaso o al ridículo y a
la humillación, un deseo excesivo de perfeccionismo para que todo salga siempre
y perfecto nos producirá insatisfacción, o gente que solamente se conforman con
ser sobresaliente en todo, o dejar las cosas para mañana y no afrontarlas, o
convertirnos en víctimas necesitadas de compasión.
El
pensamiento positivo es pensar
que los problemas se van a solucionar favorablemente, para evitar tiempos de
ansiedad, y en ver las cosas con otros ojos. El optimismo depende del punto de
vista que tomemos para afrontar un situación como lo el dicho del: “vaso medio
lleno o medio vacío”. Para ello requiere cambios en nuestro modo de vida, y
aprender a razonar, para aprender a pensar con lógica y raciocino, porque
muchas veces son montajes mentales imaginarios de un futuro previsible que nos
montamos, que luego no llegan a suceder, porque, siempre, con el tiempo se van
haciendo ajustes en las previsiones, y por otra parte el subconsciente también trabaja,
incluso cuando no pensamos en el problema, e incluso en sueños. El pensamiento
positivo es terapéutico equivalente a las vitaminas.
A veces, no
podemos cambiar una mala experiencia que tuvimos con un amigo, familia o
jefes, o temor a un examen o a una operación, pero lo que sí podemos hacer es
cambiar nuestra actitud mental respecto a ellos. Puesto que no debemos esperar
que ellos (los otro) cambien. El camino es aceptar. No se nace pesimista o
negativo, sin que con la repetición de una forma de pensar, se educa a nuestro
cerebro a que piense en la forma en que le hemos educado. Por lo tanto una
educación infantil basada en la autoridad excesiva, premio y castigo represivo,
y temerosa regañinas condicionan al niño a ser negativo. Responderá como se
le enseñó. Por lo contario es mejor educarlos en ser positivos y creer en sus
propias posibilidades y propio esfuerzo; otra asunto es regañarle en un momento
determinado, pero si abusar, ni castigos físicos.
Ser
positivos supone aprende a reaccionar de forma serena y tranquila ante lo que
pudiera parecer un problema insuperable o inevitable. Uno de los pasos de
bebé que debemos aprender es reconocer nuestros errores inmediatamente,
aprender a personar a los que nos ofenden, que es, si nos damos cuenta la
oración del Padrenuestro, es como una guía para no ser rencorosos,
vengativos, sentimientos que se pueden volver contra nosotros mismo por ir
contra todo lo establecido: frustración. Otra aptitud es la de aprender a
ceder, cuesta cuarenta años aprende a ceder ante los otros, o ante la
pareja, o ante un subordinado.
Para ir
educando a nuestro cerebro a ver mejor la vida, cada día, al bajar de la cama
hemos de repetir varias veces dos frases: 1) “Hace un día maravilloso y yo
estoy estupendamente”. 2) Todo saldrá bien", aunque no sea cierto,
la cuestión es engañar a nuestro cerebro. Hemos de distinguir que el ser
son tres partes: cerebro, pensamiento y cuerpo. Si nuestros sueños están al
alcance de nuestras posibilidades, seremos más felices, esto no quiere decir,
que no optemos a grandes ambiciones. @mundiario
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