Silvia Abascal: «A todos nos hace falta aprender a valorar la vida»


Día 07/04/2014 - 08.53h

Ha interpretado muchos papeles; el más duro, en la vida real. Sin embargo, no borraría nada de su pasado. Así es una mujer valiente

La mujer de rostro dulce y sonrisa permanente. La prodigiosa actriz tuvo que dejar de interpretar en la ficción para representar en la vida real a una nueva Silvia que volvía a nacer, tras sufrir un derrame cerebral. Desde entonces, hace tres años, ha hecho su mejor papel. Basado en la lucha y la constancia para poder decir hola de nuevo y escribir su dura experiencia en «Todo un viaje», cuya lectura emociona y estremece. Y enseña. A decir que es verdad. Que en tan solo un instante la vida presenta su lado más oscuro. Pero Silvia, la luz en si misma, ha podido con todo. Y se presenta ante nosotros en plenas facultades dispuesta a volver a trabajar. De momento, ha sido elegida embajadora de la firma de moda Hoss Intropia. Se merece eso y mucho más.
1.¿Qué me aconseja que le pregunte para que este cuestionario no se convierta en una entrevista más?
–Nada... empieza muy bien.
2. ¿Cuál es la noticia de la que le gustaría ser protagonista?
–Se me ocurren varias muy buenas pero de ninguna de ellas soy protagonista.
3. Si tuviera que formar un dueto, ¿con quién lo formaría?
–Este sueño está cumplido. Tuve la fortuna de cantar y grabar con Pedro Guerra una versión del maravilloso «Lo eres todo» de Luz Casal. Casi ná.
4. ¿Cuál es el lado oscuro de su fama?
–Planificar estrategias para que tu intimidad no la retrate un escondido. Pero con tanta luz como tiene mi profesión, no voy a engancharme a un trocito de sombra.
5. ¿Ha tenido que comerse a menudo sus propias palabras?
–En esto por suerte creo que no muchas... Presto atención a las palabras; tanto a las que digo como a las que escucho.
6. Si se reencarnase, ¿qué preferiría ser, hombre o mujer?
–Casi que repito. Me encanta ser mujer.
7. ¿Cuál es la pregunta más ridícula que le ha hecho un periodista antes de hoy?
–¡Tengo una muy reciente! En el Festival de Málaga, una periodista mi preguntó si tenía algún recuerdo especial en ese Festival. Me quedé bizca.
8. Arriésguese, hágase un tatuaje. ¿Cuál ha escogido?
–El primero que me hice hace muchísimos años. Una «M» mayúscula, por mi madre.
9. Abre los ojos y se encuentra a un desconocido en la cama. ¿Qué haría?
–Imagino que lo primero sería frotarme los ojos y después no sé... depende. Podría pegar un brinco y salir pitando, podría prepararle un par de tostadas, o podría quedarme encantada con él a pasar el resto del día en la cama.
10. El fin del mundo a la vuelta de la esquina. Rápidamente, ¿qué es eso qué haría que nunca tuvo el valor de hacer?
–Saldría volando en busca de mi manada, pero para esto nunca me ha faltado valor.
11. ¿Cuál es el peor defecto de los otros?
–Hay varios que no trago y varios que intento digerir de la mejor manera posible. La violencia, el abuso, la falta de empatía y la indiscreción.
12. ¿Me da un titular para esta entrevista?
–Que va... Mucho mejor que lo elijas tú.
13. ¿Qué le falta para completar su vida?
–Imagino que a todos nos falta aprender que para valorarla, no hace falta sentirla completa.
14. Enganchado a las redes de...
–Pues mañana no sé pero de momento a ninguna. Soy Piscis, tengo que superar mi susto a las redes.
15. Dígame un nombre . ¿Por qué lo ha elegido?
–¿Aceptamos «ciudadano» como animal de compañía? En estos tiempos, no se me ocurre un nombre que merezca mayor atención.
16. ¿Una virtud secreta?
–¡Si te la digo deja de ser secreta. Tendré más defectos secretos que virtudes, seguro.
17. Un momento que borraría de su vida.
–Tengo un par... pero sé que para ellos no existe una goma de borrar, así que me concentro en no perder mi lápiz.
18. Un epitafio.
–Vamos, que nos vamos.
Veredicto. Es fascinante. Me encanta como ha afrontado la entrevista. Me hace reflexionar. Por su sentido común. En la número 4. Cuánta razón en tan pocas palabras. Canto. El «mea culpa». Por si alguna vez cometí ese error. Leo y releo. Esta vez entre líneas. La 17. ¡Cómo me gusta! La historia, siempre, debe quedar escrita. Acepto lo de ciudadano. Y sonrío. Al entrever una mezcla de ironía, sentido del humor y deseo verdadero al pedir su súper poder. Oye demasiado. Pero sabe callar. Y dar gracias a la vida. Por darle esta nueva oportunidad. De recordar. Esa imagen de familia. De ver. Esa M de madre grabada a flor de piel. De entender. Que para valorar la vida no es necesario sentirse completo. De sentir. Que sabe hacer feliz a los demás. De confesar. Que lo más extravagante que ha hecho es empezar de cero. Genial, Silvia, eres genial. Hasta en tus últimas palabras. Vamos, que nos vamos.

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