¿Por qué el omega 3 es un gran aliado para el corazón?
Seguir una dieta mediterránea con un alto contenido en omega 3 podría disminuir hasta un 70% las enfermedades cardiovasculares, la principal causa de mortalidad en España
Desempeña un papel
clave y sigue siendo en gran parte desconocido, incluso entre las
personas que cuidan su salud. Según las encuestas, 11 millones de
españoles mantienen el colesterol a raya (el principal factor de riesgo
cardiovascular), llevan una dieta que puede considerarse sana, practican
ejercicio físico y controlan su estrés. Es decir, son conscientes de
que el corazón, como el motor de un coche, requiere cuidados continuos,
pero a la hora de prevenir problemas no tienen en cuenta el omega 3.
La prevención del infarto, un reto alcanzable
¿Por qué es tan
importante? Lo explica Ángel Gil, catedrático de Biología Molecular de
la Universidad de Granada y presidente de la Fundación Iberoamericana de
Nutrición (FINUT): “Los ácidos grasos omega 3 reducen la incidencia de
infarto de miocardio y, entre las personas que ya han sufrido uno,
disminuyen la probabilidad de un segundo”. No solo ayudan a controlar el
colesterol, sino también la presión arterial y los triglicéridos, otras
dos bombas de relojería para la salud del corazón.
El omega 3 reduce factores de riesgo claves en
las enfermedades cardiovasculares: el colesterol, los triglicéridos y la
tensión arterial.
En España la primera
causa de mortalidad son las enfermedades cardiovasculares y se calcula
que su incidencia se incrementará un 20% en las dos próximas décadas.
Los datos hablan a las claras y ponen en evidencia que la prevención se
presenta “como el gran desafío para los especialistas”, dice el Libro
Blanco del Omega 3. En esa estrategia es fundamental la dieta, y dentro
de ella, el tipo de grasas que se consumen.
Y tú, ¿haces caso a lo que dice la OMS?
La OMS señala que
como máximo un 10% de la energía que gastamos debe proceder de las
grasas saturadas y un mínimo del 5% de ácidos grasos esenciales como el
omega 3. Un adulto debería consumir un mínimo de 250 miligramos diarios
de EPA y DHA, y esta dosis debe llegar hasta los dos gramos cuando ya
hay factores de riesgo. Son las cantidades deseables para evitar que
aparezcan a largo plazo problemas de salud. Sin embargo, el 60% de los
españoles realiza una ingesta menor de la recomendada, sobre todo porque
el consumo de pescado cada vez es menor (se recomiendan entre dos y
cuatro raciones semanales).
¿Qué hacer ante esta
situación? Los especialistas han buscado alternativas sencillas y
prácticas, como explica Ángel Gil: “La suplementación de algunos
alimentos como la leche puede ser un vehículo importante para
suministrar estos ácidos grasos para la salud”. Hay que tener en cuenta
que la leche está en todos los hogares y recurrir a ella es una manera
muy eficiente de asegurarse que una persona tome omega 3; con dos vasos
diarios se consigue la ingesta diaria recomendada por la OMS.
Llevamos 8.500 años bebiendo leche y no es por casualidad
La leche forma parte
de la dieta humana desde el Neolítico. La mayor parte es agua, entre un
87% y un 90%, pero además reúne unas características físico químicas
especiales. “Sus características físico-químicas hacen que la leche sea
un vehículo ideal para la incorporación de nutrientes, como los
omega-3”, explica Ángel Gil. Así se facilita que los asimile el cuerpo.
Los omega 3 se conocen como ácidos grasos esenciales porque son
indispensables para el correcto funcionamiento del organismo. Debemos
tomarlos a través de la dieta ya que nuestro organismo tiene una
capacidad limitada para fabricarlos, y, junto a otros hábitos, son
fundamentales en el puzzle de la prevención cardiovascular.
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